Los placeres y los días

Es un grito y nadie puede oirlo, solo tú…

Día de lluvia

Posted by rayuelo en 17 noviembre 2010

Lluvia sobre Madrid

La «creación» de un poema, de un poema serio: ¿a qué se debe?. ¿A un genio particular de un momento, a un genio menos atenuado, a un segundo de inspiración?. ¿Lo descubrimos?, ¿lo sacamos de la nada?, ¿pulimos aristas e imperfecciones?. Me refiero a algo de verdad: duro como un diamante y un diamante es, se encuentra, ha ido forjándose sin darnos cuenta. Ya era.

Pierdo la cabeza tantas veces por crear algo intenso y sobre todo nuevo que me olvido que es «novitud» cada paso y a la vez ya estaba escrito. Busco un absoluto, intento creerme que lo saco a la luz, que es mío y que es novedad. Y fracaso.

Un Nabokov cree que crea invirtiendo tiempo en cambiar de camino. Pero llega al mismo sitio y es un chasco: chasco de estilazo y de originalidad. No existe historia. Fundo a partir de.

La lluvia edifica ciudades
de sólo sonido y verticalidad,
profundas, altas.
Fugaces avenidas, calles hechas de sombra
que resbala, también en nuestros labios,
hacia la inexistencia.
Si quisieras hallar un símbolo que hable por nosotros,
tal vez este: un breve lapso
de tierra que crepita como en música, arcilla,
seda negra
en fuego más que nunca incomprensible.

Las ciudades: ya estaban allí. La lluvia las dota de sentido porque son fugazes por más altas que sean. El poema es de Rubén Martín, de «Radiografía del temblor» (2007). Este poeta también dirá: es la materia/como el poema:/ni se crea ni se destruye/siempre estuvo, y siempre/habrá de estar.

Es el nuevo ganador del Premio Ojo Crítico 2010. Tiene 30 años.

5 respuestas to “Día de lluvia”

  1. Anónimo said

    Todo está creado, la originalidad (concepto peligroso), lo nuevo proviene de los sentidos y la expresión. Algo es novedoso cuando somos capaces de percibirlo de forma distinta, cuando somos capaces de expresarlo como nadie lo hizo… Creamos mundos nuevos sin darnos cuenta, y repetimos otros muchos creyendo que hacemos algo nuevo

  2. slumdar said

    No creo que para nada esté todo creado. Me niego a creerlo. Me entristece pensarlo. Es cierto que cuando se crea no se tiene la medida exacta de lo que se crea, ni de lo que es, ni de lo que se espera. Solo sé que la necesidad de crear existe y que en si no es una pretensión, sino mas bien es eso…solo una necesidad (que no es poco)

    Un saludo Rayu, me alegra saber de ti.

  3. Anónimo said

    Aquí ha habido un ERROR. Veréis, el poeta Rubén Martín que ha recibido el premio Ojo Crítico, y a quien además pertenecen los siguientes versos: es la materia/como el poema:/ni se crea ni se destruye/siempre estuvo, y siempre/habrá de estar, de su libro El minuto interior (Premio Adonáis 2009), no es el otro poeta también llamado Rubén Martín y cuyo libro se titula Radiografía del temblor. Es decir, son dos poetas distintos, el primero de Albacete y el segundo de Granada. Casualidades de la vida, pero creo que es conveniente dejarlo claro.

    Saludos.

  4. María said

    Que todo esté inventado no signofoca que no podamos hacer cosas nuevas. La ironía ya existía antes del siglo XVII, sin embargo Quevedo la hace nueva, la «genializa», nadie la ha utilizado como él.
    Quizás son más las formas las que hacen que podamos hacer algo nuevo o no…

  5. Cartagena said

    María, las cosas nuevas que se crean son la mezcla de diferentes elementos de cosas ya inventadas. Como sabiamente dijo Lavoisier, «la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma». Esto respaldaría lo que dices de Quevedo: no hizo nada nuevo sino que jugó con algo que ya existía.

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