El tema es apasionante y nada simple. Se trata del sentido de la vida, del sufrimiento del ser humano, de la absurdez de la vida, del milagro que supone la misma, de valientes que viven y se quitan la vida… En el fondo, de algo que nos supera a todos: el ser humano. Nosotros mismos. Lee el resto de esta entrada »
Así comienza el gran discurso de Charles Chaplin al final de la película “El gran dictador” (1940) protagonizada por el siempre magnífico Charles Chaplin.
Han pasado 70 años desde que Chaplin pronunciara estas palabras. Él denunciaba el progreso; porque sí, aún hay gente que sigue pensando que lo que ocurre en nuestro mundo es progreso. Cierto es que nacemos libres, pero también resposables de lo que hacemos de nosotros mismos, ¡no debemos aludir el compromiso que supone vivir en este mundo!
Yo me dedico a la enseñanza precisamente porque creo en este discurso, si no creyera que es posible, no lucharía practicamente por nada. Precisamente yo busco, al igual que Chaplin, la humanización de la sociedad, pero ¿acaso es una utopía?.
Interesante lo de la palabra “utopía“, y es que tiene una premisa importante: que no es imposible.
Discurso de Charles Chaplin en la película El Gran Dictador (1940)
Fragmento de “Jugadores” (1977), de Don DeLillo. Un tipo que cuenta en otra de sus fabulosas novelas (“Submundo”, 1997) la historia de América mientras vuela una pelota de béisbol: Lee el resto de esta entrada »
El S. XX concibió, y quiso para él solo, a personajes tan fantásticos como Alberto Moravia. Creo que nadie como él ha comprendido lo que ha sido para el alma ese siglo que le absorbió: viene a decir, en todo lo que he leído de él, que el hombre que el conoce es una persona aburrida (tiene una obra que, precisamente, se llama “La noia”, el aburrimiento en italiano) por naturaleza y que necesita gastar su tiempo; que la burguesía apesta a pobedumbre moral.
y tras ese momento, igual que los profetas,
con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
y encuentro un gusto grato al más ácido vino…
¿Qué es en el fondo esa historia de encontrar un reino milenario, un edén, un otro mundo? Todo lo que se escribe en estos tiempos y que vale la pena leer está orientado hacia la nostalgia.
La madre sordomuda, completamente analfabeta, de Albert Camus lo comprendería. El absurdo de una existencia, digo. ¿Lo es? Una marcha esforzada, un dolor incurable y unas lágrimas que resbalan… y vuelven a resbalar. La playa de Argel.
Hay dos formas de chantaje: una es por abuso, la otra es por desesperación. No se puede ofrecer más que la vida; y esta se pone en juego. Pero es difícil reconocerlos.
La locura de mundo que hemos inventado, que según Bob Dylan había comenzado el día que pusimos una bandera en la Luna, sigue dando giros y giros concretísimos y que olvidamos no en el tiempo, que no existe, si no en una cajita que algún día estallará: porque el mito siempre vuelve y se manifiesta. Claro que si.
Los niños que pitaron este cuadro estupendo que ilustra hoy la entrada lo llamaron "Círculos bailarines". No se me ocurre otra cosa mejor
Ya todos hemos oído hablar de Heráclito: el río y ese imposible de bañarse en él más de una vez. Siempre diferente y transformado. Pero las cosas no pasan tan fácilmente: vuelven. Nuestra historia, la Historia, no es lineal; aunque así la estudiemos. La Historia, nuestra historia, se convierte en sucesivos pequeños círculos: algunos tienen puntos en común, algunos un mismo centro; pero no vamos hacia adelante.
Ni falta que hace.
Y es asi
justo como dijiste que debía ser nos olvidamos de la brisa
La mayoría del tiempo
Y es asi
el agua más fria
la hija del trompetista
la niña denegada