Si el volumen o el tono de la obra, pueden llevar a creer que el autor intentó una suma, apresurarse a señalarle que está ante la tentativa contraria, la de una resta implacable.
y tras ese momento, igual que los profetas,
con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
y encuentro un gusto grato al más ácido vino…
Con 53 años moría en San Petersburgo el compositor ruso Tchaikovsky. Su última obra, según cuentan los entendidos, era un claro reflejo de su estado permanente de depresión. El nombre: “Patética” (1893). Walt Disney, con buen criterio, prefirió para la obra maestra de “Fantasía” (1940) una parte del “Cascanueces”. Por algo sería.
¿Por qué te contemplo? ¿Por qué te toco? ¿Qué busco en ti,
mujer,
que he de apresurarme para estar contigo una vez más?
¿Por qué debo sondear nuevamente tu nada abisal
y extraer nada más que dolor?
Fijamente, fijamente miro tus ojos acuosos; pero no quedo más
convencido
Ahora que alguna otra vez
de que sólo son dos espejos que reflejan la luz del
firmamento,
eso y nada más.
Y aprieto tu cuerpo contra mi cuerpo como si esperara abrirme
una brecha
directamente a otra esfera;
y me esfuerzo por hablar contigo con palabras más allá de mí
palabra,
en las que todas las cosas son claras,
hasta que exhausto me hundo una vez más en tu nada abisal
y la fría nada de mí:
Tú, riendo y llorando en este cuarto ridículo
con tu mano sobre mi rodilla;
llorando porque me crees perverso y desdichado; y riendo
por hallar nuestro amor tan extraño;
con la vista mutuamente clavada en una última esperanza,
ciega y desesperada,
de que el mundo entero cambie.
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Durante el Mundial de fútbol de Argentina, en 1978, Juan Gelmán, aprovechando la ocasión de tantos focos mirando al mismo sitio Lee el resto de esta entrada »
La percepción de la belleza, la matematización en la que hemos convertido la manera de mirar arte (es decir, todas las cosas): esto es esto por esto y por lo otro y esto no se puede refutar; es esto y nada más. Estaremos de acuerdo en que una tradición en el lenguaje del arte (es decir, todas las cosas) es obligatoria de seguir pero estaremos de acuerdo que hay preguntas que no tienen una respuesta sencilla, preguntas que toda nuestra inteligencia no puede contestar.
Ronald y Ettiene son dos de los miembros del “Club de la Serpiente”, creado por Horacio Oliveira como asociación cultural y de crítica. Todos sus miembros masculinos están enamorados de La Maga, que, como ya dije, no era la más inteligente. Se enamoran de sus preguntas y de por qué se emociona ante cosas que ellos, a fuerza de aprenderlas, han olvidado que deben llamar a la devoción: llorando o sonriendo. La idea se refleja muy bien en este trozo del Capítulo 142 de “Rayuela”: Lee el resto de esta entrada »
A no ser que uno diga adiós a aquello a lo que ama, a no ser que uno viaje a territorios vírgenes, tendrá que esperar simplemente un desgaste largo. Una eventual extinción.
¿Alguien se ha preguntado esto alguna vez? No vale contestar a lo Béquer “poesía eres tú” o, como dice Goytisolo “poesía soy yo”:
SIMONETTA VESPUCCISimonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,
funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada
o Venus húmeda
tienes el alma fina del mimbre
y la asustada inocencia
del soto de olivos.
Simonetta Vespucci,
por tus dos ojos verdes
Sandro Boticelli
te ha sacado del mar,
y por tus trenzas largas,
y por tus largos muslos,
Simonetta Vespucci
que has nacido en FlorenciaAntonio Colinas, Sepulcro en Tarquinia Lee el resto de esta entrada »