Fernando Pessoa dijo una vez: “El corazón, si pudiese pensar, se pararía”. Quizá por ello, para él, la poesía no era absolutamente un trabajo intelectual sino un desgarro.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
El poema fue escrito (alrededor de 1920) Lee el resto de esta entrada »